Pequod Co. se complace en participar por primera vez en The Armory Show.
Hemos invitado a Paulina Ascencio Fuentes a curar una selección de obra reciente por Ana Navas y Leo Marz.
Sección PRESENTS
Booth P21
A Robot’s Delirious Wardrobe
Si, como dicen, cambiar de ropa es cambiar de piel, ¿qué significa cuando un robot se pone nueva ropa?
Para la edición de este año de The Armory Show, Pequod Co. presenta A Robot’s Delirious Wardrobe, un proyecto colaborativo entre los artistas Ana Navas (Quito, Ecuador, 1984) y Leo Marz (Zapopan, México, 1979). Desarrollado a partir de una serie de conversaciones a lo largo de varios meses, el booth se organiza como una colección de «retratos familiares» donde los protagonistas son objetos cotidianos: electrodomésticos que posan con su ropa nueva, artefactos que se mezclan entre sí al reflejarse y encimarse, pares de ojos que flotan sin cuerpo y una congregación de artículos domésticos. Estos retratos grupales se presentan como composiciones visuales en las pinturas de Marz o como instantáneas aún por fotografiar en los arreglos escultóricos de Navas.
En A Robot’s Delirious Wardrobe, Navas y Marz exploran las posibilidades de la pintura y la escultura, presentando un profundo entendimiento sobre estos medios y su historia. Compartiendo una paleta de color basada en óxido, ocre y distintos tonos de gris, su colaboración introduce esculturas como pinturas y pinturas de esculturas, y se ocupa de las posibilidades escultóricas de la pintura. Además, han creado un mundo donde la acción humana está indexada, pero no hay humanos alrededor. Es un escenario de ciencia ficción donde los objetos y las máquinas quedan exentos de su funcionalidad, donde pueden vivir y comportarse como lo hacen los humanos.
En el centro del booth, Navas presenta una serie de artefactos disfrazados. Interesada por las cualidades escultóricas de los objetos que utilizamos a diario y su semejanza formal con piezas de arte históricas, la artista ha creado un conjunto de obras tridimensionales cubiertas con atuendos hechos a la medida. Como parte de una serie más amplia de esculturas, estas piezas integran el interés de Navas por la historia del arte moderno, el trabajo textil y el diseño industrial para crear una colección de ropa modelada por los productos con los cuales compartimos nuestras vidas. Las telas de estos vestuarios combinan patrones industriales producidos en serie con copias de los mismos motivos pintadas a mano, con las que la artista construye un patronaje específico para cada objeto doméstico. Cuando estas piezas textiles se montan como pinturas, dan pie a otro ejercicio formal que la artista traduce como los títulos de las piezas. Así, nuestros artículos domésticos en drag se convierten en una cabeza de dragón, un insecto con antenas y alas, o una figura portando un sombrero.
Las pinturas de Marz también lidian con objetos cotidianos y sus formas, aunque el artista trabaja con volumen y forma a través del dibujo de bocetos. Estas composiciones incluyen varias capas de dibujos previamente trazados en iPad, que se combinan, se escalan, se superponen y se abstraen para ser pintados como viñetas complejas que se encuentran entre distintos géneros de la historia de la pintura. Estas piezas son, al mismo tiempo, paisajes, bodegones y retratos. Representan espacios arquitectónicos, objetos disfrazados, superficies reflejantes y personajes que se funden entre sí para crear lo que el artista describe como «pinturas escultóricas». Integrando bloques de color, degradados, delineado y pinceladas, las obras de Marz reflexionan sobre el espacio físico a través de la creación de espacios virtuales. Apoyándose en la economía de la información, las formas y perfiles de los componentes de estas imágenes revelan referentes históricos y cotidianos sin señalar su especificidad: los fantasmas de la pintura aparecen a través de capas de color, contornos, luces y sombras.
A Robot’s Delirious Wardrobe introduce una lectura sobre nuestra relación con los artefactos que nos rodean. El proyecto presenta libros, muebles, espejos, botellas, escobas y otros objetos no sólo como herramientas sino como acompañantes de la vida humana. A medida que nuestras vidas se prolongan en espacios personales y domésticos, estas relaciones van más allá de las conexiones utilitarias y nos permiten conocernos y entendernos mejor a través de estos objetos. Por lo tanto, un retrato de nuestros objetos cotidianos es también un retrato familiar
Texto por Paulina Ascencio Fuentes
Fotos por Silvia Ros