Mariel Vela escribe sobre la exposición de Ana Navas.
Extracto: Hay veces en que la nota al pie es su propio universo; una insistencia, una invocación, una cita. Footnote (2021) de Ana Navas es la primera pieza que veo y que ansío recorrer, ese cieno de objetos al fondo del pop-up de la galería Pequod Co en Laguna. Inmediatamente me remite al “vientre ornado de gruesas tuberías” de un automóvil de carreras, como esos que aparecen en el manifiesto futurista, quizá por la apariencia cromada de lo que más bien son una plancha de Revlon, una cafetera de Nespresso, una exprimidora eléctrica, una secadora de pelo Dyson, un masajeador de cara y una depiladora pequeña, para áreas delicadas como el rostro o la línea del bikini. Objetos del cotidiano, acumulados por un verdadero espíritu coleccionista, el cual, como señala Walter Benjamin: “no pone de relieve su valor funcional –su utilidad– ni su destino práctico, sino que los considera y los valora como la escena, el teatro de su destino”.
Brief extract of Mariel Vela's review of Navas' show
There are times when the footnote is its own universe: an insistence, an invocation, a quotation. Footnote (2021) by Ana Navas is the first piece I see and that I yearn to walk through, this mire of objects at the bottom of the gallery Pequod Co.'s pop up at Laguna. It immediately sends me back to the “hood that glistens with large pipes” belonging to a racing car, like those appearing in “The Founding and Manifesto of Futurism,” perhaps owing to the chrome appearance of what is more like a Revlon iron, a Nespresso coffee machine, an electric juicer, a Dyson hair dryer, a face massager, and a small epilator, for such delicate areas as the face or the bikini line. Everyday objects, accumulated by a true collecting spirit, which, as Walter Benjamin points out, “does not emphasize their functional, utilitarian value—that is, their usefulness—but studies and loves them as the scene, the stage, of their fate.”