Este panfleto resume de manera perfecta las grandes ideas no solo del PRI, sino de gran parte de la clase intelectual mexicana de la época. En él se reúnen 3 discursos de Gustavo Díaz Ordaz, entonces candidato presidencial, en 3 ciudades de Veracruz: Poza Rica, Tuxpan y Papantla. Se destaca, sobre todo, un fuerte vínculo entre el sentir patriótico y la extracción petrolera: “El gremio petrolero ha adquirido un gran capital en experiencia y formación profesional que está al servicio de México. Incurrir en el descuido, en la improvisación, en la negligencia o en el mal manejo de esta industria sería fallarle a México, defraudar la confianza de la Nación”.
Me pregunto si alguna vez se habrán conocido Carlos Romero Deschamps, líder del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana y Gustavo Díaz Ordaz. ¿De qué hubieran platicado?
“El rumbo de la industria petrolera está trazado y el pueblo de México está decidido a seguirlo. Es un rumbo de independencia, de soberanía, de progreso económico y de bienestar popular”, con estas palabras cerró el candidato del PRI su discurso en Poza Rica el 15 de febrero de 1964. Al día siguiente, Díaz Ordaz visitó Papantla, donde fue recibido con el júbilo de cientos de acarreados. En este mitin, el candidato dejó atrás el discurso petrolero para centrarse en el “problema” indígena de México.
Para el estado priísta, el indígena representaba un problema porque requería de un programa de asimilación con el resto de la sociedad mestiza. Es decir, su autonomía cultural y social era incompatible con la noción de desarrollo de Gustavo Díaz Ordaz. Esta doctrina, conocida como indigenismo, ha sido debatida y superada por la noción colonialista que representa. Para Díaz Ordaz “nuestro criterio social y cultural frente al problema indígena, implica la plena integración de estas comunidades para la formación de una sociedad única: la sociedad mexicana”.
El debate sobre la existencia actual del racismo en México creo que está superada, sin embargo todavía seguimos viendo rezagos del pensamiento político de Díaz Ordaz, y es con documentos como este que el debate se debe de robustecer. Para Díaz Ordaz, el hecho de querer crear una “sociedad mexicana” donde el indígena se vea como un ente ajeno, como un obstáculo para el desarrollo, no es muy diferente a la idea de la creación de una raza superior a la más pura usanza fascista. Tampoco se aleja de la noción colonial del mestizaje, que hoy en día para muchos intelectuales, como la socióloga Mónica Moreno Figueroa, se lee como un proceso de violación sexual sistémica y sistemática por lo colonos en contra de las poblaciones indígenas.
El pensamiento político de Díaz Ordaz, plasmado en su discurso de Papantla de febrero de 1964, desgraciadamente sigue vigente. Todavía es común atestiguar la idea colonial del “buen salvaje”, a quien el Estado y el hombre blanco va a salvar y civilizar, siempre y cuando todavía se pueda apropiar folcloricamente de su arte, de su cultura, de su idioma, como un mero atractivo turístico.